Los juegos pirotécnicos son considerados un arte en continua innovación.
Su origen está relacionado directamente con la invención de la pólvora en China, allá por el siglo XIII. Desde entonces, no solo se utilizó ésta en enfrentamientos bélicos, sino también lúdicos… y ambos han llegado hasta nuestros días.
¿Quién no ve estos fuegos como pinturas anónimas, espontáneas, impredecibles, de radiantes colores y un sonido que llega a intimidar?
La cultura se ha encargado de grabarnos estas imágenes en el cerebro y son pocos, aunque los hay, que no disfruten con su contemplación.
No hay ciudad en el mundo, por pequeña que sea, que no celebre algún evento durante el año en que los fuegos artificiales, o juegos pirotécnicos, no estén presentes. La diferencia solo viene marcada por la pomposidad de los mismos.
El 14 de agosto, siempre como colofón de los actos festivos, podremos asistir a su contemplación en Pinto. Será en las inmediaciones del lago del parque Juan Carlos I, a las 0:00 horas.
Son muchos los que no los disfrutan. Autistas, personas con problemas de audición o hiperacusia, animales que se desorientan o mueren…
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Con toda seguridad que no te falta razón; ambas realidades coexisten. Ocurre en muchos ámbitos de la vida. En el mundo de las plantas tenemos muchos ejemplos; un placer y una necesidad para muchos, una maldición para los alérgicos.
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