Se trata de una victoria que da un respiro a la naturaleza europea, tras una exitosa campaña de participación pública en la que más de medio millón de personas pidió a la Comisión Europea salvar y hacer cumplir las leyes de protección a la naturaleza.
Las directivas para la protección de la naturaleza en Europa salvaguardan más de 1.400 especies amenazadas y un millón de kilómetros cuadrados de hábitats naturales en Europa que están bajo su protección.
Pero la victoria dista mucho de ser definitiva; no basta solo con hacer cumplir las leyes existentes, sino de abordar de una vez por todas factores, como la agricultura intensiva, que favorecen la pérdida de biodiversidad al sobreutilizar fertilizantes químicos y hacer desaparecer los linderos. Estos espacios de vegetación hospedadora de insectos, que combaten de forma natural muchas de las plagas que existen hoy en día en los cultivos, y que son un método tradicional y económico de control de plagas, vital para el éxito anual de muchos cultivos; siendo a su vez refugios naturales para polinizadores y que propician el efecto cortavientos.
La Comisión debe poner en marcha una revisión ambiciosa de la Política Agraria Comunitaria para garantizar que se recompensa a los agricultores que protegen la vida silvestre de Europa y los recursos naturales de los que depende tanto la agricultura, el agua y del suelo; y no a la agricultura intensiva.